¿Cómo se sobrevive a la Navidad cuando tienes el corazón hecho trizas?
A ver, que todos sabemos que la Navidad tiene su propia banda sonora de felicidad. Villancicos, luces, abrazos, y esa alegría que a veces se siente más impostada que los disfraces de los Reyes Magos. Pero cuando has perdido a alguien que amas, las fiestas pueden ser como echar sal en una herida abierta: todo el mundo está feliz, menos tú.
Primero de todo, vamos a dejar algo claro: está bien estar triste. No tienes que ponerte un gorro de Papá Noel y fingir que todo va bien si no lo está. La Navidad no es una obligación, es un momento del año, y puedes vivirla a tu manera.
El duelo no entiende de fechas
Cuando pierdes a alguien, es como si te faltara una pieza importante del rompecabezas de tu vida. Y en Navidad, esa ausencia parece más grande, como un hueco gigante en la mesa, en el sofá y en tu corazón. No pasa nada por sentirlo. El duelo no desaparece solo porque estemos en diciembre.
Puede que te sientas culpable por reírte en algún momento o por no sentirte capaz de sonreír nunca más. Escucha bien: no estás fallando a nadie . Tu duelo es único, como un copo de nieve, y nadie puede decirte cómo vivirlo.
Cómo lidiar con el duelo en Navidad Hazle sitio al recuerdo:
En vez de evitar el dolor, permite que forme parte de tu Navidad. Pon una vela en su honor, cuenta alguna anécdota suya, o haz algo que le hubiera encantado. Recordar no es cerrar heridas, es mantener el amor vivo. Pon límites (sin sentirte mal):
Si no te apetece ir a la cena de la empresa o escuchar a tu tía decir por décima vez lo buena que está su sopa de marisco, di que no . Elige a qué quieres exponerte y qué prefieres dejar para otro momento. Busca refugio en lo que te hace bien:
Un paseo, una peli, un café con alguien que te entiende. Haz lo que te haga sentir un poco más ligero, aunque sea solo por unos minutos. Tu tristeza merece espacio, pero no tiene por qué ser todo el espacio. Rodéate de gente que te quiera de verdad:
Esa gente que no te dice «venga, anímate», sino que te escucha, te da un abrazo y respeta tus silencios. Porque a veces, lo único que necesitamos es alguien que está ahí. No tengas miedo de llorar:
Llora si lo necesitas, porque las lágrimas son la forma que tiene el alma de limpiar el dolor. Y si te preguntan, di que estás regando tu corazón, que necesita un poquito de agua para seguir latiendo. Crea nuevos recuerdos:
Esto no significa olvidar a quien perdiste, sino encontrar formas de honrar su memoria mientras sigues adelante. A lo mejor este año no es como los anteriores, pero puede ser un paso hacia algo diferente.
Y si este año no se celebra, tampoco pasa nada
Si decides que esta Navidad necesitas más calma que fiesta, hazlo. Puedes quedarte en casa con una mantita, un libro y una taza de chocolate caliente. O salir de viaje y saltarte las fiestas por completo. No hay reglas escritas, y nadie debería juzgarte por priorizar tu bienestar.
¿Y después de las fiestas?
La vida sigue, pero eso no significa que dejes atrás a quien perdiste. La pérdida duele porque hubo amor, y ese amor siempre estará contigo. Cada día será diferente, y poco a poco aprenderás a llevar ese vacío con menos peso.
Así que, si esta Navidad se siente más oscura, recuerda que no estás solo/a . Rodéate de cariño, date permiso para sentir y, sobre todo, haz lo que necesitas para cuidarte. Porque el mayor regalo que puedes darte este año eres tú.
¿Quieres compartir cómo llevas tú estas fechas? Aquí estoy para leerte.
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